Leustra era el hogar de criaturas gigantescas, y entre esas temibles bestias, los carnosauios eran los que más se hacían respetar por su ferocidad y tamaño, y aún peor, por su voracidad y apetito. Los sotek solían montar en el pasado en caballos, toros de guerra e incluso grifos o dragones. Ahora, han aprendido a dominar a los carnosaurios para que se acostumbren a ser ensillados y conducidos por sus jinetes hacia el campo de batalla. De entre todos los carnosaurios, hubo uno que nació con mayor fuerza y agresividad, y se creyó que no podía ser dominado. Arlkreg demostró que todos se equivocaban cuando se enfrentó a él. La lucha con Grimolq no fue sencilla, y casi pierde una extremidad en numerosas ocasiones. Sin embargo, cuando Arl fue capaz de subir a su lomo y agarrar su pellejo, Grimolq se rindió a su fuerza y Lo aceptó como compañero y único jinete, negándose a dar un solo paso si alguien más lo monta, o incluso devorando a quien lo intente. Aunque Arl se enfrentó a Grimolq cuando este era mayor, lo conoció recién salido del cascarón, e incluso lo alimentó. Pero eso no basta para ganarse la confianza de un carnosaurio. Desde ese momento Grimolq y Arl combatían juntos en un gran número de ocasiones, pero se separaron cuando Arlkreg fue en busca del brujo. Pero volvieron a juntarse tras eso, recorriendo camino juntos cuando estaban en solitario, ya que por su agresividad Grimolq no era muy sociable.

Grimolq tiene adornos en cola y cabeza hechos del mismo material que las armas de Arlkreg, sirviéndole de protección extra además de sus duras escamas. Además, en su silla de montar se encuentra la lanza que Arlkreg solía utilizar antes de perder a su familia, la cual el guerrero empuña únicamente cuando monta al carnosaurio (o cuando lucha junto a él desmontado).

Grimolq mide alrededor de cuatro metros de altura y diez de longitud.